Como nutricionista especialista en enfermedades digestivas, veo cada día en consulta cómo la microbiota intestinal juega un papel clave en la salud. Cuando este ecosistema de bacterias, virus y hongos se altera, lo que conocemos como disbiosis intestinal, pueden aparecer distintos problemas de salud. Hoy quiero contarte cuáles son las enfermedades relacionadas con la microbiota intestinal y cómo identificarlas para poder actuar a tiempo.
Enfermedades gastrointestinales
Este es el grupo más evidente, porque la microbiota gastrointestinal está directamente en contacto con el sistema digestivo. Algunas de las patologías más frecuentes son:
- Síndrome del intestino irritable (SII): dolor, gases, cambios en las deposiciones.
- SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado): hinchazón y digestiones pesadas.
- Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn: ambas forman parte de la enfermedad inflamatoria intestinal y están muy ligadas a una microbiota alterada.
- Celiaquía: el desajuste del sistema inmune y la microbiota puede agravar los síntomas.
- Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE): se está investigando su relación con desequilibrios bacterianos.
- Enfermedad diverticular: la inflamación de los divertículos puede empeorar con disbiosis.
Enfermedades metabólicas y del hígado
La microbiota influye en el metabolismo de azúcares y grasas, por eso entre las enfermedades relacionadas con la microbiota intestinal también se encuentran:
- Diabetes tipo 2: una microbiota desequilibrada genera inflamación de bajo grado, lo que empeora la resistencia a la insulina.
- Hígado graso no alcohólico (NAFLD): cada vez más frecuente, incluso en personas jóvenes. El exceso de grasa en el hígado se relaciona con alteraciones en la microbiota y una mayor permeabilidad intestinal.
- Obesidad: algunos tipos de bacterias intestinales favorecen la extracción de energía extra de los alimentos, aumentando el riesgo de acumular grasa corporal.
- Síndrome metabólico: combinación de obesidad abdominal, hipertensión, triglicéridos altos y resistencia a la insulina. Todo este cuadro tiene un fuerte vínculo con la microbiota gastrointestinal.
- Enfermedades cardiovasculares: la microbiota puede producir sustancias como la trimetilamina N-óxido (TMAO), que favorece la aterosclerosis (placas en las arterias).
- Resistencia a la insulina: muchas veces aparece antes de la diabetes, y mejorar la microbiota puede ayudar a revertirla.
En resumen: el intestino no solo es el centro de la digestión, también regula cómo funciona tu metabolismo y tu hígado. Cuidar la microbiota es clave para prevenir y mejorar estas enfermedades.
Enfermedades inmunológicas y autoinmunes
Algo que sorprende a muchos de mis pacientes es que el 70% del sistema inmune está en el intestino. Esto significa que la microbiota intestinal no solo ayuda a digerir alimentos, sino que también entrena y regula nuestras defensas.
Cuando hay disbiosis intestinal, el sistema inmune puede volverse hiperactivo o confuso, reaccionando contra el propio organismo. Este desequilibrio está relacionado con numerosas enfermedades autoinmunes y problemas inmunológicos:
- Artritis reumatoide: la inflamación crónica que empieza en el intestino puede trasladarse a las articulaciones.
- Lupus eritematoso sistémico: algunos estudios señalan alteraciones claras en la microbiota de pacientes con lupus.
- Esclerosis múltiple: el intestino podría influir en la inflamación del sistema nervioso central.
- Tiroiditis de Hashimoto: una de las causas más comunes de hipotiroidismo, asociada con alteraciones inmunes en el intestino.
- Psoriasis y artritis psoriásica: aunque afectan a la piel y articulaciones, la inflamación intestinal puede ser un desencadenante.
- Síndrome de Sjögren: enfermedad autoinmune que afecta glándulas salivarias y lagrimales, donde se han observado cambios en la microbiota.
- Alergias alimentarias: una microbiota empobrecida favorece respuestas inmunes exageradas frente a alimentos comunes.
- Asma: cada vez más investigaciones relacionan la disbiosis temprana (por ejemplo, en la infancia) con el desarrollo del asma.
- Dermatitis atópica de origen inmunológico: muy ligada al eje intestino-piel.
Lo interesante es que muchas de estas enfermedades comparten una base común: inflamación crónica de bajo grado que se origina en el intestino. Por eso, trabajar la microbiota con un plan nutricional personalizado puede marcar una gran diferencia en la evolución de los síntomas.
Enfermedades neurológicas, psiquiátricas y de la piel
Una de las cosas más sorprendentes que descubrimos en los últimos años es que la microbiota no solo influye en la digestión, sino también en el cerebro y en la piel. A través del eje intestino-cerebro y del eje intestino-piel, una disbiosis intestinal puede manifestarse en problemas emocionales, neurológicos y cutáneos.
Algunos de los trastornos más comunes son:
- Trastornos del estado de ánimo: depresión, ansiedad y cambios bruscos en el humor.
- Insomnio y alteraciones del sueño: la microbiota interviene en la producción de serotonina y melatonina, esenciales para dormir bien.
- Trastornos del espectro autista (TEA): muchos niños presentan síntomas digestivos y alteraciones en su microbiota.
- Déficit de atención e hiperactividad (TDAH): cada vez hay más investigaciones sobre cómo la microbiota puede influir en la concentración.
- Enfermedad de Parkinson: estreñimiento y disbiosis intestinal suelen aparecer años antes de los síntomas motores.
- Alzhéimer y deterioro cognitivo: la inflamación crónica del intestino podría ser un factor de riesgo para el daño cerebral.
- Fibromialgia y fatiga crónica: relacionadas con inflamación sistémica y desequilibrio intestinal.
- Acné persistente: puede mejorar cuando se trata la disbiosis intestinal.
- Dermatitis atópica y eccema: asociadas a permeabilidad intestinal y desequilibrios inmunes.
- Psoriasis y artritis psoriásica: enfermedades autoinmunes que suelen mejorar al cuidar la microbiota.
- Rosácea: la inflamación intestinal puede potenciar los brotes.
- Alopecia areata (origen autoinmune): relacionada con alteraciones inmunológicas del intestino.
Como ves, la microbiota intestinal no solo afecta al estómago: influye en cómo pensamos, sentimos y hasta en cómo luce nuestra piel. Por eso, si sufres alguno de estos problemas, vale la pena revisar tu salud intestinal y trabajarla con un plan nutricional personalizado.
Señales de que una enfermedad está relacionada con disbiosis en la microbiota
Algunas pistas que indican que tu problema de salud puede estar conectado con la microbiota intestinal son:
- Hinchazón abdominal frecuente.
- Cambios bruscos en el tránsito intestinal.
- Cansancio crónico.
- Cambios de humor o ansiedad sin causa aparente.
- Problemas en la piel que no mejoran con tratamientos tópicos.
Si te identificas con alguno de estos síntomas, lo ideal es acudir a un especialista que te ayude a identificar si la disbiosis intestinal está detrás de tu malestar.
¿Cómo te puede ayudar un nutricionista?
Cuando hablamos de enfermedades relacionadas con la microbiota intestinal, puede parecer abrumador: tantos síntomas, tantos sistemas implicados… Y es normal preguntarse: ¿por dónde empiezo?
Aquí es donde entra en juego el papel de un nutricionista especialista en enfermedades digestivas. Mi labor no es solo darte una dieta, sino acompañarte de forma integral para que recuperes el equilibrio intestinal y, con ello, tu bienestar general.
Estas son algunas formas en las que puedo ayudarte:
- Evaluación personalizada: no todas las disbiosis son iguales. Analizo tu historia clínica, síntomas digestivos, estado de ánimo, hábitos de vida y alimentación.
- Plan nutricional adaptado: diseño una estrategia que incluya alimentos probióticos y prebióticos, fibra adecuada, control de azúcares y grasas, y ajuste de intolerancias si las hay.
- Reeducación alimentaria: te enseño a identificar qué alimentos benefician a tu microbiota y cuáles pueden estar alimentando la inflamación.
- Apoyo en la suplementación: en algunos casos, recomiendo probióticos específicos, enzimas digestivas o nutrientes clave (como omega-3 o vitamina D) siempre de forma personalizada.
- Prevención y control de recaídas: no se trata solo de mejorar los síntomas, sino de mantener la salud intestinal a largo plazo.
- Acompañamiento en la parte emocional: muchos pacientes con disbiosis también sufren trastornos del estado de ánimo o ansiedad. Desde la nutrición podemos apoyar este proceso, siempre en coordinación con otros profesionales cuando es necesario.
En Ekilib, clínica de nutrición y dietética en Ciudad Real, trabajamos contigo para que no solo mejores tus digestiones, sino también tu energía, tu estado de ánimo y tu salud en general. Porque cuidar tu microbiota es cuidar de ti mismo en todos los niveles.
Preguntas frecuentes
Cuando mis pacientes escuchan hablar de la microbiota intestinal y de cómo puede afectar a tantas partes del cuerpo, siempre surgen un montón de dudas. Aquí te respondo a algunas de las preguntas que más me hacen en consulta:
1. ¿Se pueden prevenir las enfermedades relacionadas con la microbiota intestinal con la alimentación?
Sí, la alimentación es una de las herramientas más poderosas. Una dieta rica en fibra, frutas, verduras, legumbres y alimentos fermentados ayuda a mantener la microbiota en equilibrio. Reducir el consumo de ultraprocesados y azúcares es clave.
2. ¿El estrés puede alterar mi microbiota?
Definitivamente. El eje intestino-cerebro es bidireccional: el estrés crónico puede dañar la microbiota y, al mismo tiempo, una microbiota desequilibrada puede aumentar la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo.
3. ¿Los probióticos son siempre la solución?
No necesariamente. Existen diferentes cepas de probióticos y no todas sirven para todos los problemas. Lo ideal es que un nutricionista especialista en enfermedades digestivas evalúe tu caso y te indique cuál es el más adecuado.
4. ¿Qué relación tienen las intolerancias alimentarias con la microbiota?
Muchas intolerancias (como a la lactosa, fructosa o sorbitol) aparecen cuando hay disbiosis intestinal. A veces, al mejorar la microbiota, estas intolerancias disminuyen o desaparecen.
5. ¿Es verdad que la microbiota influye en la piel?
Sí. A través del eje intestino-piel, un desequilibrio intestinal puede manifestarse en acné, psoriasis, dermatitis atópica o rosácea. Muchas veces, tratar la microbiota mejora notablemente los problemas cutáneos.
6. ¿El consumo de antibióticos siempre daña la microbiota?
Los antibióticos salvan vidas, pero también alteran la diversidad bacteriana. Por eso es importante, tras un tratamiento, recuperar la microbiota con una dieta rica en prebióticos y, en algunos casos, suplementación probiótica.
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